Para el estreno del blog me gustaría
hablaros de algo de lo que seguramente no hayáis oído nunca. Se
trata de una de las casi 7000 enfermedades raras que hay en el mundo
(entiéndase “raro” por como común) y por ello, lamentablemente,
poco conocidas, y la mayoría de las veces devastadoras para las
familias que tienen la mala suerte de sufrirlas en sus carnes.
Os había dicho que seguramente no la hayáis oído nunca, pero también es probable que lo hayáis hecho y se os haya olvidado. Lo digo porque hay una película relativamente famosa con una pareja protagonista de las altas esferas de Hollywood. Se trata de “El aceite de la vida” (Lorenzo's oil en inglés) y esta pareja es nada más y nada menos que Nick Nolte y Susan Sarandon, junto con la aparición de Peter Ustinov en el papel del científico.
Os había dicho que seguramente no la hayáis oído nunca, pero también es probable que lo hayáis hecho y se os haya olvidado. Lo digo porque hay una película relativamente famosa con una pareja protagonista de las altas esferas de Hollywood. Se trata de “El aceite de la vida” (Lorenzo's oil en inglés) y esta pareja es nada más y nada menos que Nick Nolte y Susan Sarandon, junto con la aparición de Peter Ustinov en el papel del científico.
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Universal Pictures (1992) |
Es del año 92 y os recomendaría que
la vieráis, mucho más después de leer este post ;) El film versa
sobre la historia de unos padres en la lucha por salvar a su hijo,
que sufre la variante más grave de la enfermedad, como veremos un
poquito después. Esta película me gustó también por como
introduce conceptos científicos al gran público mientras el padre
se va informando sobre la enfermedad y su posible tratamiento. Aunque
no quiero desvelaros el final de la peli (STOP spoilers), ya os aviso
que el aceite de Lorenzo, una mezcla de oleico y erúcico
en proporción 4:1, no sirve para hacer frente a la enfermedad, y
diversos ensayos clínicos han tenido resultados decepcionantes,
aunque la historia de los padres de Lorenzo Odone es digna de
mención. Junto con el transplante de médula ósea y la terapia
génica (de las cuales espero poder hablaros en otra ocasión), los
tratamientos solo pueden abarcar el 5% de los pacientes, por lo que
cualquier avance en la investigación para tratar esta enfermedad
será muy positivo, y merece todo tipo de esfuerzos. Quizá penséis
que sería invertir mucho dinero solo para unos pocos pacientes,
cuando hay muchos más afectados de los distintos tipos de cáncer y
otras enfermedades, pero os sorprendería la cantidad de avances en
la lucha contra enfermedades minoritarias que luego han servido para
tratar otras muchas enfermedades.
Esta enfermedad es monogénica, ya que
se produce debido a mutaciones en un gen: ABCD1, que codifica
una proteína que se encuentra en la membrana peroxisomal. Esta
proteína actúa como un transportador de ácidos grasos de cadena
muy larga (very long chain fatty acids o VLCFA para los
amigos) al interior del peroxisoma para que allí pueda llevarse a
cabo su degradación mediante beta-oxidación. Los ácidos grasos de
cadena muy larga, aquellos que tienen de 24 C en adelante, se oxidan
en el peroxisoma (ya tendremos tiempo de hablar de este
maravilloso y olvidado orgánulo) y luego continúan su oxidación en
la mitocondria.
Al no funcionar esta proteína, los VLCFA se acumulan en el organismo y, de alguna manera que aún no se conoce del todo bien (esto daría para mucha discusión) acaban dando lugar a esta devastadora enfermedad, que afecta a uno de cada 17000 hombres. Os estaréis preguntando porqué digo hombres, y alguno seguro habrá pensado ya la respuesta. Efectivamente, el gen ABCD1 se encuentra en el cromosoma X. Esta enfermedad sigue un patrón de herencia recesiva ligado al cromosoma X. Dado que los hombres solo tenemos un cromosoma X (XY es la pareja de cromosomas sexuales en el hombre), somos prácticamente los únicos afectados por esta enfermedad. Las mujeres también pueden sufrir la enfermedad, pero de una forma más leve ya que su otro cromosoma X compensa el problema (las mujeres con un cromosoma que presente el gen mutado, se denominan heterocigotas para el gen ABCD1). Por ello ahora me centraré directamente en la patología en el sexo masculino.
Esta enfermeda afecta a las glándulas
suprarrenales (“adreno”) y a la sustancia blanca del sistema
nervioso (“leuco”), caracterizándose por una pérdida de
mielina, la vaina que recubre los axones que recorren nuestro cuerpo
formando parte de los nervios. Dentro de la enfermedad, hay distintas
variantes, que podrían resumirse en 2 grandes grupos (cerebral y
adrenomieloneuropatía) y otro pequeño grupo en los que la
enfermedad se denomina enfermedad de Addison (para más detalles
consultar la referencia número 1, muy completa y muy reciente
además)
Adrenoleucodistrofia cerebral
La más grave de todas. Puede darse en
niños, adolescentes o adultos, pero sobre todo, y eso la hace una
enfermedad terrible, en niños de 4 a 8 años (35% de los casos de
adrenoleucodistrofia). Suele empezar como algo parecido a un
trastorno en la atención o hiperactividad, pero la progresión es
rápida y seria: sigue con dificultad en la lectura, comprensión y
orientación, torpeza, alteraciones visuales, para acabar con
discapacidad total en seis meses a dos años seguido de la muerte a
diferentes edades. La gran diferencia radica en que se encuentra
afectada la mielina del sistema nervioso central, habiendo una
desmielinización asociada a una inflamación de la sustancia blanca.
Adrenomieloneuropatía (AMN)
No es tan severa como la cerebral, pero
sí la más común. Se da en el 40-46% de los casos. Suele
presentarse entre los 20 y 30 años de edad, con rigidez progresiva y
debilidad en las piernas, alteraciones en el control de los
esfínteres y disfunción sexual. Se diferencia de la cerebral en que
no se encuentra una inflamación que afecte a la sustancia blanca del
sistema nervioso central. Sin embargo, 1 de cada 5 adultos con esta
forma de la enfermedad evolucionan hacia la forma cerebral de la
enfermedad.
También es importante reseñar que
existe en la actualidad de un modelo de ratón que desarrolla una
enfermedad bastante parecida a AMN como consecuencia de no tener la
proteína ABCD1 (ratón Abcd1 knockout), y que es fundamental para el
desarrollo de terapias.
Enfermedad de Addison
Comprende el 10% restante de los
afectados. Estos pacientes presentan signos de insuficiencia
suprarrenal, y muchos de ellos desarrollan AMN a una mediana edad
Bueno, hasta aquí mi primer post
“divulgativo”. Agradecería comentarios y críticas, si os ha
parecido pesado, o interesante, lo que sea, vamos, para intentar mejorar para la próxima vez. Y aprovechando
que el Carnaval de Biología versa sobre enfermedades raras, lo
incluyo en la XVII edición, para darle un estreno pomposo al blog
:) Tenéis un enlace aquí debajo si no conocéis el Carnaval de Biología ;)
Esta entrada
participa en la XVII edición del Carnaval
de Biología, organizado por Pero
esa es otra historia...
Referencias:
Kemp S, Berger J,
Aubourg P. X-linked adrenoleukodystrophy: Clinical, metabolic,
genetic and pathophysiological aspects. Biochimica et Biophysica Acta
(BBA) - Molecular Basis of Disease. 2012 sep;1822(9):1465–74